¿Estáis listos para un poco de historia? ¡Pues allá vamos! Querer refrescarse y luchar contra el calor es propio del ser humano desde el principio de los tiempos. Pero no fue hasta hace aproximadamente 5.000 años que antiguas civilizaciones empezaron a machacar hielo y combinarlo con puré de fruta o alguna clase de endulzante para darle sabor. Podemos decir que este momento fue el origen de lo que hoy conocemos como granizado o cremolata en italiano. Debido a la dificultad de conseguir la materia prima (tener acceso a pozos de nieve o hielo, estaba al alcance de muy pocos), este producto de lujo lo tomaban los más privilegiados. Reyes persas, faraones egipcios, así como Alejandro Magno o el emperador Nerón, disfrutaron de esta suerte de bebida refrescante.
Después de siglos de avances, por suerte para nosotros, ya no hace falta ser un emperador para disfrutar de una rica cremolata. ¿Y tú, las has probado? Si no lo has hecho todavía, no sé a qué estás esperando, te aseguramos que no hay nada más refrescante y ligero para este calor veraniego.